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ACCIONES LIBERTARIAS

El Dogmatismo Táctico

tomado de:Notas Sobre el Artículo "Anarquismo, Insurrecciones e Insurreccionalismo" http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=4456

Uno de los problemas más graves del anarquismo hoy es el dogmatismo, pues éste reemplaza el análisis concreto de la realidad por una serie de consignas eternas, absolutas, imprecisas y apriorísticas. En realidad, el dogmatismo es la contra cara de la insuficiencia teórica. Los documentos teóricos del anarquismo contemporáneo están muchas veces plagados de imprecisiones y de visiones rígidas impermeables al contraste con la realidad. Pero al contrario de lo que muchos creen, no es sólo en el plano “ideológico” donde se aprecia el dogmatismo como una omnipresente pereza intelectual. Este dogmatismo se hace sentir mucho más fuerte en el plano táctico.

Algunas de las formas en que este dogmatismo táctico se expresa, es en la tendencia entre los anarquistas a enunciar un principio, a enunciar una posición política –por lo general, nada más que fórmulas predecibles, calcadas a lo ya dicho en contextos y lugares totalmente diferentes por otros anarquistas- y luego intentar, posteriormente, justificarla. Es hacer las cosas al revés: los esfuerzos analíticos son hechos a posteriori de la toma de posición.

Otra de las formas en que este dogmatismo táctico se expresa, como nos recordaba el compañero Black en su artículo, es en la construcción de ideologías y tendencias alrededor de una única táctica: encontramos resabios de esto en ciertas formas de anarco-sindicalismo y también en el insurreccionalismo. Esta es una línea de pensamiento bastante débil, que reduce la complejidad del panorama político y de la lucha libertaria a fórmulas únicas y sagradas.

Lo que es importante notar, es que muchas veces, la lucha revolucionaria exige una variedad de tácticas que se imponen por necesidad en la propia práctica: formas pacíficas y formas de resistencia armada, utilización de mecanismos legales y rompimiento del marco legal, formas públicas y formas clandestinas, todo esto ha sido utilizado, a veces simultáneamente, por el movimiento libertario y el único parámetro que se puede utilizar es el medir qué tan efectivas son estas acciones en relación a los objetivos que el movimiento se plantea, así como en relación con el progreso en la construcción del poder popular y el debilitamiento del poder burgués. De nada sirve medir las tácticas por sus cualidades intrínsecas: lo que puede ser válido hoy, puede no ser válido mañana. Y a la larga, las tácticas sólo pueden ser tomadas o descartadas en función de un programa estratégico global; por tanto cualquier juicio en torno a ellas, debe salirse de juicios sobre sus cualidades intrínsecas, para ver qué tan bien sirvieron a los objetivos de largo aliento.

El parámetro para medir las acciones de los anarquistas es en función de su programa –lo que se vuelve problemático cuando la mayoría de los grupos anarquistas incluso carecen de un programa básico. ¿Cómo tener, entonces, una visión coherente entre la acción –que se eleva al grado de fetiche- con objetivos de largo aliento que no existen sino como vagas consignas? ¿Significa esto, entonces, que nos debamos sentar y esperar eternamente, hasta tener un flamante programa para salir a luchar? Claro que no. Sencillamente, significa realizar las tareas de organización y nuestra inserción en la práctica popular, en las luchas, mientras desarrollamos paralelamente y damos forma a la visión general que la doctrina libertaria nos provee. Llevar, al calor de la lucha, los principios generales del anarquismo a alternativa concreta a un espacio y un tiempo determinados.

El camarada Black nos recuerda lo importante que es, como parámetro para nuestras acciones de solidaridad, que el grupo con el cual solidaricemos apruebe las tácticas por nosotros utilizadas (ej. Apoyo a un grupo de obreros en huelga). Esto es válido, pero tan sólo representa una mínima proporción del campo de las acciones en que los anarquistas están frecuentemente involucrados. Estas acciones solamente responden a luchas en que los anarquistas son un grupo de apoyo externo (para ser honestos, esta situación es mucho más frecuente de ocurrir en un país como Irlanda, con un nivel de luchas sociales bajísimo y con un nivel de militancia política ínfimo). La mayor parte de las veces, nuestras acciones no son sencillamente de apoyo externo, sino que nos tienen a nosotros mismos como los actores primarios en la lucha (ej nosotros somos los trabajadores en huelga, o los pobladores que se toman un terreno) o responden a motivaciones políticas nacidas desde la propia organización.

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